En las tradicionales regiones de Jalisco sembramos el agave azul Tequilana Weber, este agave es seleccionado cuidadosamente y es cortado después de su completa maduración.

Para continuar la producción de nuestro tequila miles de agaves, que se propagaron de las plantas originales dan paso a la siguiente generación de cultivo, este agave tiene cualidades únicas que produce un sabor complejo y herbáceo.

Una vez maduras, las plantas de agave se cosechan cuidadosamente y se recortan hasta dejar solo su centro o piña. Esto se lleva a cabo por campesinos de la región, a quienes se les llama jimadores, ellos utilizan una herramienta tradicional de corte muy afilada, llamada “Coa” cuyo uso requiere mucha habilidad y fuerza

El corazón del agave se corta en secciones y se coloca en autoclaves de acero inoxidable para cocinar a vapor aproximadamente dieciséis horas, y se deja reposar ocho horas más. El uso de acero inoxidable permite una mayor higiene y ahorro de energía.

El corazón cocido del agave se coloca en una trituradora para molerlo y después, seis cabezas de molino lo exprimen para extraer el dulce jugo del agave.

El jugo del agave se coloca en tinas de fermentación donde se añade la levadura natural que se obtiene del agave.

El azúcar se convierte en alcohol durante el proceso de fermentación química y se produce lo que se conoce como poso o mosto. Nuestra fermentación toma de 2 a 3 días.

El mosto llega al alambique, donde la destilación del alcohol comienza por medio de la separación de las vinazas. El flujo por la bobina de cobre proporciona el reconocible sabor del tequila.

Separando las cabezas y las colas de la primera destilación, se extrae tequila ordinario, seguido de una segunda destilación que produce el “Tequila Blanco”, que preserva las notas más finas del agave.